Según las costumbres antiguas, los novios no podían encontrarse cara a cara. El encuentro (presentación de la novia) se daba exclusivamente en presencia de los padres. Si los padres estaban contentos con la elección del casamentero, anunciaban el compromiso matrimonial. El anuncio se hacia en la mesa, siendo por lo general pronunciado por el padre de la novia. Después los padres fijaban la fecha y lugar de la celebración de la boda.
El día antes se consentía realizar una despedida de soltera/soltero. Una de sus principales actividades consistía en una visita al baño ruso (bania), acompañada por cantos y acciones rituales.
La boda en sí duraba varios días. Por lo general, el primer día el novio traía una dote a la casa de la novia (que servía como una especie de rescate), y luego organizaba el banquete. El rescate podía durar varias horas e iba acompañado de una serie de pruebas y chequeo del novio. A menudo, al novio se le ofrecía encontrar una novia entre las jóvenes disfrazadas. Después del rescate seguía el enlace por la iglesia, y los novios se retiraban a su cortijo nupcial con los casamenteros.
En las bodas rusas los invitados acostumbraban gritarle a los novios “amargo”, “amargo” (gorko, gorko), para que éstos se dieran un beso y así endulzaran el ambiente. Esa costumbre regresó en los últimos tiempos