Kazan, la ciudad fundada en 1401, capital de la república rusa de Tatarstan, lleva el título de la tercera capital de toda Rusia después de Moscú y San Petersburgo y se encuentra en las orillas de Volga.
Optamos por ir en el tren, son unas doce horas de viaje desde Moscú. Viajamos de noche, así que por la mañana desayunamos en el tren, pasamos por el hotel donde dejamos las maletas y fuimos a visitar el Kremlin de Kazan que fue declarado patrimonio de la Humanidad por Unesco. Allí visitamos la grandiosa mezquita Qul Särif, la más grande de Europa que fue construida sólo en 2005 para el 1000 aniversario de la ciudad. Desde el Kremlin de Kazan se abren las vistas impresionantes, sobre todo al atardecer, con esa luz suave y rojiza.
Paseando por la ciudad visitamos el barrio más antiguo donde se puede ver las casas de madera pintados de colores muy vivos, cuya primera planta resulta sumergida en la tierra hasta la mitad de la ventana – se puede apreciar como ha subido la capa cultural desde la construcción de estas casas.
Al día siguiente fuimos a ver el “Templo de todas las religiones”. Está a las afueran de la ciudad, en Staroye Arakchino. Su construcción fui iniciada en 1994 por un particular, Ildar Khanov, en su propio terreno al lado de la ciudad. Dicen que la idea de construir este templo le vino después de sus viajes a la India y el Tibet. En la construcción le ayudaron algunos mecenas y incluso hasta ahora se hace la recolecta aunque el autor de este proyecto ha muerto en 2013 sin haber terminado su obra. Ahora la catedral no está abierta a ningún culto religioso. En la construcción hay elementos propios de mezquitas, catedrales católicas y ortodoxas, de templos budistas y sinagogas. Es una construcción muy alegre y bonita y la idea de abolir toda la discordia religiosa también me resulta muy atractiva, así que esta visita fue todo un éxito.