Uno de los pequeños cabos en el lago Onega en el noroeste de Rusia en la región de Carelia, lleva nombre del diablo – Cabo del Diablo, Besov Nos, en ruso. Este cabo se conoce por sus petroglifos – grabados prehistóricos sobre la piedra. Hace poco los científicos probaron que estos grabados tienen miles de años. Se considera que son las imágenes de los dioses de fertilidad a los que honoraban los hombres de la época neolítica. La imagen más sorprendente es así llamado “diablo” dibujado alrededor de una grieta enorme que baja hasta el lago. Se trata de una figura antropomórfica, cuya boca empieza justo donde empieza la grieta. Los científicos creen que a través de esta grieta el hombre del período neolítico alimentaba al “diablo” con la sangre de animales sacrificados. La sangre bajaba directamente al lago por la grieta como si fuese el esófago y pintaba el agua de color rojo oscuro.