hoy os contaré donde he ido de viaje de novios. No ha sido nada típico, no. Hemos decidido hacer un viaje a caballo por la taiga, por los montes de Altay en Asia Central que empiezan el los ríos Irtysh, Obi y Enisey y mueren en el desierto de Gobi. Estuvimos en la parte rusa de la cordillera, aunque ésta ocupa territorio de cuatro países China, Kazajistan, Mongolia y Rusia.
Han sido 10 días de viaje, de los cuales 8 a caballo. No había que tener ninguna preparación física.
Salimos el primer día de la base, nos llevamos la comida para 8 días, tiendas de campaña y ropa para 5 grados bajo cero y 35 grados sobre cero. El tiempo es imprevisible: lo mismo te nieva en agosto que hace un calor insoportable y tienes que estar preparado para todo.
Los caballos nos llevaban a nosotros y las alforjas con nuestros trastos por las montañas verticales, por las noches los dejábamos atados pastando. Somos nosotros quienes nos encargábamos cada uno de su caballo – de prepararlo para el viaje, de quitarle el peso al llegar,de limpiarlo, de cuidarle las heridas etc.
Resultó ser uno de los mejores viajes, muchas emociones, experiencias inolvidables. Todavía recuerdo el sabor de las bayas autóctonas – loniceras, baños en agua helada de 4 y 6 grados de los río y las cascadas, el cielo estrellado, olor a caballo y al mismo tiempo ganas de meterlo en la tienda de campaña – para salvarse del frío.
Hemos visto rocas extrañas – castillos de espíritus, lugares sagrados para los chamanes, hemos viajado por la naturaleza virgen y nos fusionamos con ella por estos 8 días.
La vuelta a la civilización ha sido también gratificante: una baño caliente en típicas saunas rusas ha sido nuestro primer contacto.